El círculo virtuoso de las viñas
Las viñas son uno de los cultivos más afectados por el cambio climático. Las altas temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos están cambiando el mapa de la producción y alteran los sabores a los que estamos acostumbrados. Dadas las dificultades que el calentamiento global está causando al cultivo de la vid y a la producción del vino y espumosos, el sector vitivinícola es uno de los más implicados en la lucha contra el cambio climático y en avanzar hacia un modelo económico circular, aquel en que no se generan prácticamente residuos ni se consumen apenas nuevos recursos.
La estrategia que sigue el sector tiene varios ejes: reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, gestión del agua, reducción de la generación de residuos, eficiencia energética y apuesta por las energías renovables. Más allá de impedir que el cambio climático transforme el cultivo de la vid de forma irremediable, la implantación de medidas entorno a estos ejes tiene también efectos beneficiosos para la imagen de las marcas y supone, en muchos casos, ahorros económicos en forma de una mayor eficiencia.
Las apuestas de sostenibilidad ambiental más visibles son la implantación de instalaciones de autoconsumo energético, la construcción de edificios eficientes energéticamente (muchos de ellos singulares) o la producción de vino y cava ecológicos. Por ejemplo, en Ecrowd hemos financiado participativamente el proyecto de Perinet Winery, una bodega de la DOQ Priorat que ha apostado por una instalación aislada de energía solar con baterías en substitución de los generadores y el gasoil que anteriormente le suministraban la electricidad.
También se ha financiado, mediante campañas de crowdlending, un proyecto de abastecimiento energético renovable en la bodega ecológica y sostenible Lar de Ricobao y un proyecto de autoconsumo energético fotovoltaico en las Bodegas Terras Gauda y Bodegas La Val, todas ellas ubicadas en Galicia.
Con cerca de 107.000 hectáreas (el 11,2% de la superficie de viñedo total), España es el primer país de la Unión Europea en superficie dedicada a la viña ecológica. Este tipo de cultivo no sólo reduce su impacto sobre el entorno y produce uvas más saludables, sino que además favorecen que haya más biodiversidad. Por otro lado, los agricultores están realizando grandes esfuerzos para reducir el consumo de agua: recuperando agua de lluvia, implantando tecnología de control y monitorización, tratando las aguas residuales….
Cabe destacar también el proyecto Viñas por calor, cuyo objetivo es promover el aprovechamiento de la biomasa sobrante procedente de la poda de las viñas para generar bioenergía de manera descentralizada y cercana, reduciendo las emisiones de CO2 y el gasto energético a la vez que se generan puestos de trabajo locales.
También los envases avanzan hacia una economía más sostenible. La gran mayoría son botellas de cristal, un material reciclable. El ecodiseño estudia cómo reducir su peso y mejorar su diseño para reducir el consumo energético asociado al transporte. Y no menos importante es el papel del corcho, un producto natural, reciclable y renovable, considerado uno de los mejores ejemplos de economía circular. Diversas investigaciones aseguran que el corcho retiene más CO2 del que emite, por lo que las bodegas que utilizan tapones de corcho para cerrar sus vinos y espumosos reducen el balance de CO2 de sus botellas.
En un sector en el que la competencia es cada día mayor, comprender la importancia del círculo vicioso de las viñas es una estrategia de sostenibilidad, posicionamiento de marca, visión a largo plazo y ahorro económico.
Tags: economía circular, sostenibilidad
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